Las desgracias suelen dejar siempre enseñanzas, que sirven para evitar que estas se repitan nuevamente en un futuro inmediato, aunque los griegos solían afirmar que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Lo que pareciera lógico, no lo es en algunas sociedades y en consecuencia, la subestimación de un problema, la ineficacia y lo que es peor, la insensibilidad de los responsables, permiten que en algún momento una tragedia evitable se reitere provocando nuevamente sufrimiento a los demás. Ocurre a menudo en Tucumán, que arrastra históricamente asuntos pendientes.
En las inundaciones de marzo-abril de 2017, el agua anegó varias poblaciones de los departamentos de Simoca, Graneros, Alberdi y La Cocha, dejando un saldo de 12.000 afectados directos, 1.200 evacuados en centros escolares, 800 personas a la vera de las rutas y 4.000 autoevacuados en casas de familiares. La localidad de La Madrid fue la más damnificada; sus habitantes perdieron sus pertenencias y debieron ser evacuados.
A un año de la tragedia, el pueblo de La Madrid se debate entre la angustia económica y la indignación porque las principales obras para que no vuelvan a anegarse, no se hicieron. De acuerdo con datos de la comuna, antes de la inundación, la población de 8.000 habitantes tenía un 20% de desocupados y el porcentaje de subocupados ascendía a un 25%. Este último grupo (albañiles, plomeros, pintores, técnicos o mecánicos) quedó sin trabajo, como consecuencia de que perdieron la mayoría de sus bienes. El comisionado rural dijo: “en los últimos 30 años hubo alrededor de 100.000 hectáreas que han sido deforestadas, situación que desconocía el gobierno local. Hubo lluvias extraordinarias como no hubo antecedentes en los últimos 30 años. Las mediciones mostraron que había llovido en la región más de 300 milímetros en una hora en La Cocha y alrededor de 350 milímetros en la zona de Catamarca. Todo ese caudal fue a La Madrid. La intervención de emprendimientos productivos privados que desviaron el cauce del río San Francisco, que hicieron que el río desemboque en La Madrid a la altura de paraje Los Sauces, río arriba del pueblo. Esos tres elementos provocaron que las aguas del Marapa y del arroyo El Chileno inunden la ciudad”.
El subsecretario de Infraestructura del Plan Belgrano defendió la gestión de la Nación y enumeró las acciones que impulsaron. Sin embargo, las obras importantes no se hicieron.
Las inundaciones azotan a La Madrid desde hace años. Una de las más devastadoras fue la registrada en 1992, y luego sucedieron otras. Se hicieron estudios sobre las obras indispensables para evitar las catástrofes, pero nunca se llevaron a cabo. El jefe comunal de esa localidad afirmó que se deforestaron 100.000 ha, pero que el gobierno provincial no lo sabía. Eso confirma una vez más que los controles son ineficientes o que los distintos gobernantes lo permitieron. Tras el desastre, tampoco hubo sanciones a los responsables de haber desviado los cauces de agua y de la tala indiscriminada, como tampoco se investigó si hubo mala praxis de los funcionarios.
Ahora se anuncia un posible financiamiento del BID para efectuar obras. Lo cierto es que con declaraciones, intercambio de culpas, expresiones de deseo y con representantes que están más preocupados en cómo atornillarse al poder, no se solucionan los problemas de la gente.